Coincidiendo con el
comienzo de la primavera abre sus puertas Keukenhof, considerado el
jardín más bello del mundo, muy cerca de Ámsterdam. Una orgía de
colores, formas y olores se ofrece a sus visitantes sobre una gran
superficie de 32 hectáreas y con más de siete millones de flores como
protagonistas, especialmente tulipanes en todas su variedades se
calcula que hay más de 5.000 diferentes, pero también narcisos,
jacintos y otras flores de bulbo en un paisaje fascinante, en el que se
intercalan árboles centenarios, lagos, arbustos, plantas perennes y
grandes extensiones de césped.
Tampoco faltan las estatuas,
fuentes, terrazas, escaleras, puentes, invernaderos y... naturalmente,
un tradicional molino holandés, que sirve para mostrar cómo se elaboraba
la harina y desde el que se obtiene una preciosa perspectiva sobre todo
Keukenhof y los interminables y floridos campos de plantaciones.
El
parque primaveral más bonito del mundo cumple 64 años desde su
inauguración y ha sido visitado por más de 50 millones de visitantes en
este tiempo. Pero pese a su edad, está más joven que nunca, con la
primavera mostrándose en todo su esplendor de flores y colores. Además
de los millones de bulbos en flor y las fantásticas exhibiciones de
flores, Keukenhof tiene el mayor jardín de esculturas de los Países
Bajos y es el lugar más fotografiado del mundo. Conocidos como los
jardines de Europa, Keukenhof son seguramente de los más hermosos que
existen. Inconfundibles por sus brillantes colores, su variedad de
flores y sus paisajes naturales con más de 15 kilómetros de senderos por
los que pasear contemplando los conjuntos florales.
Curiosamente,
este enorme jardín propone, entre sus apuestas didácticas, por los
jardines mínimos, lo que se ha dado en llamar Jardín 2.0, pensado para
pequeños espacios urbanos, considerando que la dimensión del jardín no
es lo que más importa; se trata más de lo que allí crece y florece, la
decoración y el cuidado. Cada vez el jardín pasa a ser una parte más
importante de la vida diaria, por eso es necesario una nueva
interpretación. En Keukenhof se presentan siete espléndidos jardines de
inspiración contemporánea, con el formato de un jardín trasero,
adornados por preciosas flores holandesas según la tendencia. Una
tendencia desarrollada en varios estilos, que muestra las preferencias
mundiales e inspira a los visitantes que trabajen en su propio jardín.
Este
año, también, habrá un tema monográfico dedicado a Reino Unido: tierra
de fabulosos jardines, homenajeando así a uno de los países con una
mayor variedad de jardines y uno de los más importantes exportadores de
bulbos de flores. Entre las múltiples actividades organizadas en torno a
este tema, destaca el espectacular mosaico de 60.000 flores
representando el Big Ben y el Puente de la Torre (Tower Bridge). En uno
de los pabellones del parque, también se podrá visitar la exposición Mi
gran jardín, que mostrará los distintos aspectos de la horticultura y
el paisajismo británicos, asombrando sin duda al visitante por su
combinación de fotos, luz y sonido.
Una larga historia
Keukenhof,
junto a la pequeña ciudad de Lisse, a sólo 40 kilómetros de Ámsterdam,
nació en 1949 como escaparate de los productores holandeses de bulbos
que querían mostrar la calidad de sus flores a los posibles clientes.
Los diez activos floricultores que tomaron la iniciativa consiguieron
que les cediesen este parque centenario que, según los historiadores,
había pertenecido a la duquesa Jacoba de Baviera en la primera mitad del
siglo XV, quien lo utilizaba para descansar, cazar y recoger plantas
que luego se utilizaban para cocinar en el castillo, de donde vino el
nombre de Keukenhof (jardín de la cocina). Hacia 1830, se encomendó al
arquitecto paisajista Zocher el diseño de unos jardines. Inspirándose en
los paisajes ingleses, Zocher trazó los rasgos generales del actual
Keukenhof.
Pero lo que empezó siendo casi una íntima muestra
comercial se ha convertido, casi sesenta años más tarde, en uno de los
lugares más espectaculares de Europa y el principal atractivo turístico
de Holanda en primavera, al que acude cada año más de un millón de
personas. El jardín también puede visitarse en la llamada barca de los
susurros, embarcación que navega por los canales respetando el medio
ambiente casi sin hacer ruido o sobrevolarse en un histórico Dakota.
Los
visitantes pueden recorrer sus más de quince kilómetros de paseos y
senderos bordeados de flores y plantas, detenerse ante los diferentes
jardines temáticos: aromático, abstracto, multicolor, de estilo
renacentista, acuático..., contemplar la deliciosa exposición permanente
de orquídeas o tomar ideas de los jardines en miniatura para
trasladarlas a su jardín particular.
De hecho, el aspecto
pedagógico de Keukenhof es muy importante. A lo largo del parque hay
diferentes puestos de información que proporcionan material de
documentación sobre la forma correcta de usar el agua, el modo y
profundidad de plantar los bulbos, los cuidados en invierno, etc.
También hay diferentes tiendas que venden bulbos, semillas, libros
especializados, pequeñas herramientas para el jardín, abonos...